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Esta persona no deja de hablar. Todos en la oficina evitan a esta persona por miedo a quedar en un rincón y escucharle durante media hora.
Esta persona no va a quejarse de que los demás no se están volcando, pero de alguna forma hablará de lo duro que él está trabajando y de cuantas noches se ha quedado en la oficina. También, dejará notas pasivo-agresivas en la cocina a cerca de la gente desordenada o que come su comida.
“¡Hay galletas en la cocina! ¡A comer!” A esta persona le encanta compartir y disfruta viendo a sus compañeros caer en la tentación de comer un donut o algún tipo de bollería en la oficina.
Esta persona deja un rastro de caos donde quiera que vaya. Derrama el café en los mostradores de la cocina y no lo limpia. Se hace su comida y deja los platos y las migas por todas partes. Calienta cosas malolientes en el microondas y deja comida en la nevera hasta que le sale moho.
Esta persona no tiene censura. Es como el familiar que te avergüenza en una boda después de una botella de vino. Cuenta historias con el más mínimo detalle sobre su relación o habla detalladamente acerca de un problema de salud muy personal. En ocasiones, se hace tan incómodo que preferirás tener una conversación con el charlatán para evitar esta situación.
Esta figura maternal o paternal cuida a sus compañeros o a los miembros de su equipo. Normalmente le escuchas preguntar cosas como, ¿has comido suficiente hoy? O ¿estás bien ahí al lado de la ventana? Es fácil hablar con esta persona en una crisis de trabajo si necesitas una inyección de confianza.
Esta persona se ve esplendida todas las mañanas, no importa lo que lleve puesto. Elegante, casual, incluso “elegante-informal”.
Le encantan los escándalos. Da igual que sea cierto o no. Pasa la mayor parte del día hablando sobre la subida de peso de uno de sus compañeros, de los problemas matrimoniales de otro, del romance de oficina o de problemas financieros. Lo encontrarás susurrando a un compañero o entre risitas.
Esta persona es muy molesta y es ajena al resto. Hacen cosas molestas como crujir los nudillos o dar golpes en el escritorio con los dedos como si de una batería se tratase. Pone la música muy alta, por lo que la persona en su departamento puede escuchar su música a través de los auriculares.
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