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Sea porque ya te has ido de vacaciones en otros meses, porque no llevas el tiempo suficiente en la compañía o simplemente, porque no puedes; lo sabemos: trabajar en verano es una auténtica faena. Y aún más, cuando las redes sociales están plagadas de fotos de gente disfrutando en la orilla del mar. Pero, ya que tienes que hacerlo, ¿por qué no disfrutar del verano en la cuidad? Y no nos referimos al típico dicho «al buen tiempo buena cara» - aunque trabajar los pensamientos positivos nunca vienen mal-. No, nos referimos a disfrutar, de verdad, del sinfín de posibilidades que te ofrecen las ciudades. ¿No te lo crees? Pues aquí te traemos 4 ideas que podrás poner en práctica. Con ellas, no te aseguramos de que te alegres de no haberte ido de vacaciones ¡pero casi!
En verano, la mayoría de tus compañeros estarán de vacaciones ¡y se nota! Paz y tranquilidad para trabajar a tu ritmo, sin distraerte con la conversación de los que habitualmente tienes al lado, sin oír al que se pasea por la oficina hablando por teléfono y sin interrumpir tus tareas por esas reuniones de equipo eternas.
Además, aunque depende del sector, normalmente en los meses estivales suele haber una carga menor de trabajo. ¿Y si inviertes parte de tu tiempo en ordenar o redecorar tu puesto? ¡Por fin, podrás dejarlo todo a tu gusto!
Seguro que llevas mucho tiempo queriendo dominar el inglés, actualizar tus conocimientos digitales o simplemente, ampliar tus horizontes. Pero, como siempre, el día a día te lo impide y nunca puedes llevarlo a cabo. ¿Por qué no aprovechas este verano y te pones con ello? ¡Las opciones son ilimitadas!
Ve a la oficina de turismo de la ciudad donde vivas e infórmate de todos los planes, museos, y lugares de interés que tienes a tu alcance. ¡Seguro que te sorprenderás de decenas de cosas que no conocías!
Además, en muchas ciudades hay festivales y eventos específicos para estas fechas. ¿Por qué no irte un miércoles al cine de verano? Es una forma estupenda de romper con la rutina y disfrutar de tu tiempo. Y lo mejor de todo: no tendrás que soportar colas interminables ni comprar las entradas con antelación.
Durante el invierno, cuidarte es un lujo casi imposible. Con las prisas cotidianas, el estrés y los planes ineludibles, darse un baño relajante es, como mucho, un regalo que te haces una vez cada tres mes. Ahora que tienes más tiempo invierte en ti. Lee por fin ese libro que tanto te apetece leer o reserva una sesión en un centro de spa de tu zona. ¿Te gusta cocinar? Disfruta de tus tardes libres cocinando nuevos patos y domina esas sabrosas recetas que tanto se te resisten.
En fin ¿quién quiere vacaciones con todos estos planes? Si llevas a la práctica estas cuatro ideas te garantizamos que pasarás un verano espectacular, que no tendrá nada que envidiar a las vacaciones de tus amigos. En unos meses, cuando llegue el frío y la lluvia, te acordarás con nostalgia de ese maravilloso verano que pasaste en la ciudad.
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