Te llaman para una entrevista de trabajo y dedicas largas jornadas a revisar tu currículum y a preparar respuestas para las posibles preguntas que te pueden hacer, pero muchas veces nos olvidamos de otro lenguaje al que deberíamos dedicarle la misma preparación: el  lenguaje no verbal.

¿Cómo saludo a mi entrevistador? ¿Qué hago con las manos durante la entrevista? ¿Cruzo los brazos? ¿Las coloco encima de la mesa? ¿Cómo las muevo al hablar? Estos simples gestos pueden restarte o sumarte puntos en la entrevista personal. Tus gestos trasmiten tanto como las respuestas que das al entrevistador, por eso te damos las pautas para conseguir que el lenguaje no verbal te ayude durante toda la entrevista.

El saludo es clave. Si el saludo con tu entrevistador es un apretón de manos, es importante que no sea demasiado débil, pero tampoco le aprietes demasiado. Recuerda que es el primer contacto con él, de manera que al estrechar la mano debes transmitir confianza sin intimidar al entrevistador.

Intenta establecer contacto visual con el entrevistador. Que mirar a los ojos a la persona que te entrevista no te haga sentir violento o incómodo, evitar la mirada de la persona con la que hablas denota poca transparencia por tu parte. Si mirar a los ojos te resulta especialmente incómodo, puedes probar a fijar tu mirada en el espacio que hay entre las dos cejas, justo donde empieza la nariz. Tu entrevistador no notará que esquivas su mirada.  

La primera impresión sí cuenta. Uno de los temas que más quebraderos de cabeza da a los candidatos es qué tipo de ropa elegir para la entrevista.  La vestimenta es importante para los reclutadores a la hora de inclinarse por un candidato o por otro. Escoge algo que sea fiel a tu estilo pero que se adapte a la cultura de la empresa. Investiga sobre su código de vestuario. Si tienes tiempo, una recomendación es acercarte al lugar de la entrevista el día antes a la hora de la salida, y observar cómo visten las personas que trabajan en la empresa. Se recomienda utilizar colores neutros y líneas sencillas para dar una primera impresión positiva. Escoge ropa con la que te sientas cómodo, ya que te dará mayor seguridad y confianza en ti mismo.

No olvides sonreír. Desde el momento en el que te recibe el entrevistador, hasta la despedida, intenta mantener la sonrisa. La sonrisa te hará parecer amable, receptivo, simpático y, sobre todo, seguro de ti mismo.

Controla tus gestos. Intenta no esconder las manos debajo la mesa o debajo de tus piernas para evitar moverlas demasiado y parecer sobreactuado.  Cruzar los brazos en una entrevista no es una buena idea, ya que puede hacerte parecer una persona insegura, cerrada y con miedo a los cambios. Lo más recomendable es apoyar las dos manos sobre la mesa pero sin invadir el espacio del interlocutor, y que los gestos de las manos se ejecuten acorde con tus palabras.

Sobre todo recuerda que la naturalidad y tranquilidad a la hora de contestar a las preguntas es algo que los entrevistadores valoran, de manera que intenta encauzar tu lenguaje no verbal principalmente para transmitir seguridad y tranquilidad pero sin que tus gestos sean exagerados o se note que están preparados. 

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