Como no sabemos cómo generar ideas de negocio y por supuesto, no tenemos un buen criterio para elegir qué es lo mejor y pasar a la acción, solemos encontrarnos con empleados desanimados todo el rato que solo encuentran obstáculos y un enorme riesgo.

¿Qué hacer ante esto? Te detallo a continuación los tres pasos imprescindibles que debes seguir para dar en el clavo y elegir la mejor idea de negocio:

 

PASO 1: enfocarse en el lugar correcto

Si tienes claro que quieres tener tu propio negocio y ponerlo en marcha, pero no sabes con qué idea, ¡no te preocupes! Comienza por el paso 1 que te proponemos a continuación.

Nunca terminarás de encontrar una idea de negocio que sea buena si siempre pones el foco de atención en el lugar menos adecuado. En general, solemos decidirnos por buscar ideas en Internet o ver lo que hacen famosos y emprendedores de gran éxito. No está mal. Estas personas ya cuentan con negocios que funcionan, pero esto seguramente se centre en que tienen una buena idea de base. Eso sí, debes tener claro que en Internet encontrarás de todo, siendo una excelente fuente de inspiración.

El problema con este método es que terminamos buscando ideas en otro lugar. Debes saber que si esa persona ha logrado montar un negocio exitoso, no quiere decir que nosotros lo logremos con su misma invención. Pensémoslo de forma detenida: cuando buscamos una idea con el fin de comenzar un negocio, estamos tratando de definir qué problema vamos a resolver, y de qué forma nosotros podemos dar una de las mejores soluciones.

Por ejemplo, si alguna vez encuentro a una persona que ha emprendido y es súper exitosa con un negocio centrado en la creación de aplicaciones móviles para la organización personal y el aumento de la productividad, pensaré: “¡qué gran idea! Muchas personas desean ser productivas y organizar su tiempo… Esta idea debería ser rentable”.

No obstante, si no sabemos cómo funciona de forma exacta un sistema de organización, no somos demasiado productivos ni tenemos idea de cómo programar, difícilmente podremos dedicarnos a lo mismo que esta persona.

Para encontrar la mejor idea adecuada a ti y centrada en un proyecto, debes poner foco en el objetivo final del emprendimiento. Esto se centra en aportar una solución única o diferente, a un problema determinado.

Si solo te fijas en una idea que ya está acabada y en el estilo de vida del emprendedor que hoy en día ya cuenta con su empresa totalmente productiva, pondrás el foco en el lugar equivocado. No tiene nada que ver su situación actual con la tuya, y esa persona seguramente tuvo mucho que luchar antes de lograr que su negocio creciera.

Por supuesto, tienes formas de hacer realidad esta idea contratando un programador, investigando sobre la organización personal, experimentarlo a nivel personal durante un tiempo, aprendiendo los sistemas que ya existen hoy en día, diseñando el tuyo propio, validando tu idea y encontrando un nicho adecuado de mercado.

Esto será más complicado, te llevará más tiempo, requerirá que tengas unos cuantos recursos iniciales y un equipo mínimo, e incluso vivirás varias desmotivaciones a lo largo del camino.

Cuando hablamos de generar ideas de negocio, es mejor poner el foco en nosotros mismos, más que en lo que hacen los demás.

Antes de nada identifica cuáles son tus talentos (lo que haces estupendamente), lo que te encanta (si una cosa te gusta, la harás mejor, con entusiasmo y motivación natural) y lo que crees que es correcto (una idea puede llegar a ser rentable pero si no va en la misma línea que tus principios, llegará un punto en el que deje de funcionar).

Por lo tanto, echa un vistazo a las necesidades que hay a tu alrededor. Sin una necesidad real, ninguna idea será rentable completamente, porque nadie estará dispuesto a pagar por algo que no necesita realmente.

 

PASO 2: filtrar y validar

Cuando has realizado una lluvia de ideas y ya cuentas con varias opciones, la pregunta que debes plantearte es ¿cómo hago para seleccionar una idea de negocio?

Para eso debes filtrar las ideas que tienes en mente. Te ayudaré a través de una serie de preguntas muy completa:

-          ¿Cuándo me imagino trabajando en esto, qué idea me entusiasma más?

-          ¿Cuál de todas estas ideas se relaciona con un problema que logré superar con éxito en el pasado?

-          ¿En cuál de ellas aprovecho más mis talentos, destrezas y habilidades?

Lo más importante es saber escoger. Debes saber que lo mejor es elegir sin pensarlo demasiado y sin darle muchas vueltas, ya que en donde se centra la información principal es en pasar a la acción y luego a la validación.

Al validar, tendremos siempre en cuenta el valor único que tenemos para dar a los demás: nuestras destrezas, talentos y habilidades, así como nuestros principios. Trataremos de exteriorizarlos, sometiéndolos a un proceso de investigación de si realmente existe un grupo de individuos dispuesto a comprar nuestro producto para resolver su problema y vemos si podemos seguir por ese camino o es mejor cambiarlo.

A lo largo de ese proceso puede ser que descubramos que esa área no nos compensa demasiado; puede que descubramos una opción diferente a esa idea con la que partimos; o nos demos cuenta que el camino es el adecuado y que tendremos posibilidades de éxito con esa misma idea. En cualquier caso, tendremos muestras reales de la validez del producto o servicio que ofrecemos.

Conocer la realidad en primera persona, sin importarnos qué sucederá, si estamos dispuestos realmente podremos volver a buscar una idea y estaremos preparados tanto para lo bueno como para lo malo.

Si este proceso lo haces bien, seguramente encontrarás buenos clientes y tu proyecto prosperará enormemente, tomando forma y funcionando.

 

PASO 3: la elección real

La elección real la harás después de los primeros pasos e incluso un poco más allá.

Cuando consigues obtener una buena idea de negocio, decides probarla para validarla y una vez hecho esto, el resultado que obtienes te dice si vas por el buen camino y debes seguir o no. Todo es un proceso.

En el momento de la realización también hay un proceso de elección de la idea.

Durante esta etapa hacemos frente al “cómo realizar mi idea”, “cómo transformar esta idea en un negocio, en productos”.

A lo largo del camino continuamos escogiendo nuestra idea. Permanentemente estaremos validándola, corrigiendo lo que consideramos necesario, siempre pendientes de lo que la realidad y nuestro público nos van diciendo, para adaptarnos a esto. A partir de esto, cada día vamos cambiando, mejorando y modulando el negocio. Cada día que pasa ponemos a prueba nuestra persistencia, nuestra motivación y también la capacidad que tenemos de ejecución.

Ten presente que este proceso siempre será más fácil si le dedicas tiempo y haces bien estos primeros pasos.

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